El incierto porvenir del libro

Quiero empezar esta entrada con una declaración positiva: los libros no van a desaparecer. Imposible. Ni el e-book, ni los blogs, ni las redes sociales acabarán con ellos. No desaparecerán ni a 451 grados en la escala de Fahrenheit. Aunque pierdan su particular guerra contra el libro digital, continuarán como un objeto de culto. Me atrevo a opinar que la relación que establece el lector con el libro de papel jamás será igualada por el libro electrónico. El dispositivo tiene el difícil reto de reproducir la experiencia lectora. Así que, para empezar, el usuario deberá vigilar que el aparato no se quede sin batería y que guarde todo el contenido en su memoria. Por otro lado, algunos editores aseguran que la experiencia puede ser más rica en el hipertexto, ya que se insertan imágenes, videos, música y enlaces. La polémica está servida. Dos bandos enfrentados: Tecnófobos contra tecnófilos. Lo que se ven amenazados y los que apuestan por el nuevo soporte. Un debate aún no resuelto, en un panorama donde muchas librerías cierran sus puertas y nuevas editoriales fracasan. Es inevitable pensar que algo va mal cuando ahora hay un McDonald’s en el lugar que ocupó durante mucho tiempo la librería Catalònia, en ver que han abierto una tienda de ropa donde estaba la legendaria librería Canuda.

A lo largo de la historia los soportes de escritura han cambiado, han ido evolucionando. De las paredes de una cueva a las tablillas de arcilla, del papiro al pergamino hasta llegar al libro impreso, al capitalismo y a la industria editorial. La digitalización comporta problemas con el respeto a los derechos de autor, y las librerías también se ven afectadas. Aunque esto no es del todo cierto porque existen licencias y técnicas de seguimiento para evitar el fraude. Las ventajas del hipertexto, en cambio, son la gran difusión del contenido y la función de preservar el patrimonio escrito. Y, en mi opinión, lo que parece también una utilidad: los enlaces hipertextuales; en realidad, al romper la lectura lineal se realiza una lectura caótica y dispersa que seguramente esté creando un tipo de lector con falta de concentración. Ir de un enlace a otro dificulta la  asimilación del contenido. Se lee y no se lee al mismo tiempo.

En una encuesta realizada en el año 2006 por Celaya y Sabat, representantes de Revista Doce y Elipsis ediciones, Los retos de las editoriales independientes, se aseguraba que el 65% de los libreros opinaba que las principales aportaciones de las editoriales independientes deberían ser descubrir nuevos autores, impulsar la afición por la lectura y crear un catálogo de calidad. ¿Sería eso suficiente para asegurar el futuro del libro? Tal vez sí. Las editoriales, colosales o independientes, no deben decidir entre el papel o lo digital, sino que deben encontrar una vía de compatibilidad y comunicación entre los dos soportes.

4 comentarios en “El incierto porvenir del libro

  1. Hola! por lo general no suelo estar de acuerdo con los esquemas que dividen las posiciones en dos bandos (tecnófobos/ tecnofilos), porque suele generar respuestas emocionales y poco cercanas a la complejidad de los fenómenos que analizan. Yo creo que el hipertexto abre muchas posibilidades y genera nuevos problemas. Creo que la tecnología (en general), nos libera en algunos aspectos y nos esclaviza en otros… En fin. Que existe toda una serie de tonalidades grises que las categorías dicotómicas tienden a excluir.

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  2. Buenos días.
    Hasta hace poco, era reacia a leer cualquier cosa a través del E-book.
    Reconozco, como dice U.Eco que viajar y llevar contigo dos o tres libros a cuestat resulta pesado. Por tanto admito que ya utilizo el libro digital. Ahora bien, pienso que de todas maneres, se ha abierto la veda a cualquier tipo de autor, y esto según mi opinión, conlleva el peligro de acostumbrarnos a un nivel más bajo tanto de calidad en el texto, como en los argumentos.
    Montse Fadó

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