ANÁLISIS LEXICOMÉTRICO

El blog escogido para realizar el análisis lexicométrico es 12 Causas Feministas. un blog que reflexiona, combate y denuncia las acciones machistas en los ámbitos sociales, culturales y económicos, principalmente. O como las propias autoras definen: en lo que es la vida cotidiana, el día a día. Su nombre se debe a que cada mes del año se centran en una causa. Puedes echar un vistazo a las del 2015 aquí. ¿Por qué la elección de este blog? Pues por lo citado anteriormente; describen situaciones cotidianas, y comentan noticias de actualidad, La escritura es fresca y ligera.

Los posts escogidos para el análisis son los del 16 de noviembre al 26 de junio de 2014. Cuando obtuvé los resultados, eliminé todas las palabras de uso frecuente en la lengua castellana. Preposiciones, adverbios, artículos, conjunciones y, curiosamente, los verbos «tener» y «deber» que eran los que aparecían mayor número de veces. También descarté el plural de las palabras «mujer» y «social». Es decir, «mujeres» y «sociales». La lista final es la siguiente:

Sin título

El análisis lexicométrico también nos permite observar las combinaciones co-textuales. A continuación, se refleja el ejemplo de la cooncordancia del vocablo «social»:

Sense títol

Como conclusión, las unidades léxicas y su distribución sintagmática forman textos funcionales de carácter reivindicativo sobre la igualdad de género, y de denuncia social. Poniendo de manifiesto los derechos de la mujer en el terreno primordialmente laboral y en relación a la maternidad.

La frase infinita de Douglas Davis

En el hipertexto también hay un lugar para el arte. “La escritura es ese lugar neutro, compuesto, oblicuo, al que van a parar nuestro sujeto, el blanco-y-negro en donde acaba por perderse toda identidad, comenzando por la propia identidad del cuerpo que escribe”. Esto afirma Barthes al inicio de su texto sobre la muerte del autor en la etapa contemporánea, sobre la pérdida de identidad del creador. Es cierto que en la ficción, cuando se inventa, todo lo que se construye pasa por el filtro interior de quien lo construye. Pero el artista, crítico y escritor norteamericano, Douglas Davis, quiso hacer una frase infinita, que no acabase nunca. Un texto virtual de escritura múltiple donde no hubiese un fondo. Pero tal vez si existiese un sentido que no se reflejaba en la lectura sino en la mera acción de escribir.

Todos los visitantes podían participar aportando sus propias palabras. Es decir, alargando la frase, incluyendo más texto a esta escritura interminable que pretendía ser una especie de dialogo múltiple. Según las ideas de Barthes este dialogo contendría un todo que se recoge en la participación. El espectador deja de lado su pasividad y se convierte en un agente activo en la experiencia estética. “La unidad del texto no está en su origen, sino en su destino” afirma Barthes.

De este modo, el lector del hipertexto personaliza la obra, puede tener una lectura singular ya que está condicionada por la propia experiencia. El texto creado por los que han participado en la obra de Davis tiene mil focos, y un único mensaje directo: no tener final.

Foucault mostraba interés por las formas que designaban estructuras descubribles en su apariencia. En su obra, La arqueología del saber (1969), describió un método donde el análisis de una obra iba desde la exterioridad aparente hasta el núcleo de interioridad. Lo de “fuera” constituía al mismo tiempo un “dentro” que era aplicable a la realidad: en una sociedad (“fuera”) saber cómo funcionábamos nosotros (“dentro”). Si aplicamos las ideas de Foucault a la obra de Davis, podemos llegar a la conclusión que todo el texto configura un “fuera” que nos acerca al núcleo interior. Cada aportación de los diferentes ciudadanos del mundo ha creado un todo que pretende desplazar a la figura del autor. The World’s First Collaborative Sentence se trata de una experiencia estética a través del lenguaje  que involucra a los espectadores porque les hace hablar. De esta manera, en lugar del autor, es la frase infinita, la creación colectiva, la que se comunica directamente con el espectador. 

Érase una vez la blogósfera

En la era digital ha aparecido una nueva forma de comunicación: los blogs o bitácoras. En 1999, The Chicago Tribune se aventuró a definir el concepto por primera vez: “Un sitio que contiene una serie de links constantemente actualizada; estos links pueden tratar diferentes asuntos o focalizarse en uno particular”. El sitio se encuentra en Internet, y puede contener textos, imágenes, videos, y además, brinda la posibilidad de crear una experiencia para compartir inquietudes, gustos, etc. Éste último, el sentimiento de comunidad, ha sido uno de los principales motivos de su éxito.

Casi siempre el denominador común de los blogs es la organización cronológica de los posts (entradas). La creación y la edición de un blog suele ser un proceso sencillo. No es necesario dominar el lenguaje HTML para convertirte en un crítico de cine, literario, contar tus viajes por el mundo o explicar cómo ser una “it girl”. Publicar en la blogósfera (el mundo del blog) es infinitamente más fácil que abrirse camino en el mundo editorial. El hipertexto pasa pocos filtros comparado con los obstáculos que atraviesa un texto para que salga a la luz pública en papel. Y muchas veces, por este motivo, entre la masa de informaciones que hay colgadas en la red la calidad no siempre es buena y la veracidad no siempre está presente. Pero no hay que olvidar que todo lo que se publica en papel (ya sea en el ámbito literario o en el de los medios de comunicación) tampoco es virtuoso o cierto.

La actualización constante es uno de los requisitos inprescindibles para que tu weblog no caiga en el olvido. Dan Gilmor afirma: “Es un trabajo enorme, es como una bestia insaciable que tiene hambre continuamente”. Apetito de visitas, de comentarios, de “likes”.

¿Quieres saber de qué se alimenta un dragón de komodo? Pues lo tecleas en el Google y seguro que hay un blogger que te lo explica. Los temas son muy diversos, y localizar el hipertexto es fácil a través de los servidores y etiquetas. ¡Y se puede hacer gratis! ¿Qué más se puede pedir? Pues que en realidad existen algunos “contras” de peso que influyen en muchos aspectos sociales y educativos, como la tendencia cada vez mayor que tienen los jóvenes a no leer la prensa escrita o a no pisar las bibliotecas, o que son una herramienta fácil para difamar e injuriar de manera anónima por la red, difundiendo rumores o bulos.