Érase una vez la blogósfera

En la era digital ha aparecido una nueva forma de comunicación: los blogs o bitácoras. En 1999, The Chicago Tribune se aventuró a definir el concepto por primera vez: “Un sitio que contiene una serie de links constantemente actualizada; estos links pueden tratar diferentes asuntos o focalizarse en uno particular”. El sitio se encuentra en Internet, y puede contener textos, imágenes, videos, y además, brinda la posibilidad de crear una experiencia para compartir inquietudes, gustos, etc. Éste último, el sentimiento de comunidad, ha sido uno de los principales motivos de su éxito.

Casi siempre el denominador común de los blogs es la organización cronológica de los posts (entradas). La creación y la edición de un blog suele ser un proceso sencillo. No es necesario dominar el lenguaje HTML para convertirte en un crítico de cine, literario, contar tus viajes por el mundo o explicar cómo ser una “it girl”. Publicar en la blogósfera (el mundo del blog) es infinitamente más fácil que abrirse camino en el mundo editorial. El hipertexto pasa pocos filtros comparado con los obstáculos que atraviesa un texto para que salga a la luz pública en papel. Y muchas veces, por este motivo, entre la masa de informaciones que hay colgadas en la red la calidad no siempre es buena y la veracidad no siempre está presente. Pero no hay que olvidar que todo lo que se publica en papel (ya sea en el ámbito literario o en el de los medios de comunicación) tampoco es virtuoso o cierto.

La actualización constante es uno de los requisitos inprescindibles para que tu weblog no caiga en el olvido. Dan Gilmor afirma: “Es un trabajo enorme, es como una bestia insaciable que tiene hambre continuamente”. Apetito de visitas, de comentarios, de “likes”.

¿Quieres saber de qué se alimenta un dragón de komodo? Pues lo tecleas en el Google y seguro que hay un blogger que te lo explica. Los temas son muy diversos, y localizar el hipertexto es fácil a través de los servidores y etiquetas. ¡Y se puede hacer gratis! ¿Qué más se puede pedir? Pues que en realidad existen algunos “contras” de peso que influyen en muchos aspectos sociales y educativos, como la tendencia cada vez mayor que tienen los jóvenes a no leer la prensa escrita o a no pisar las bibliotecas, o que son una herramienta fácil para difamar e injuriar de manera anónima por la red, difundiendo rumores o bulos.